Paseo la sexta: Una historia de éxito hecha en Guatemala

Por: Irayda Ruiz Bode.

Por casi tres décadas las ventas de calle ocuparon los espacios públicos de un tramo que se extendía por más de un kilómetro y medio sobre la sexta avenida de la zona 1, contribuyendo al deterioro progresivo de los espacios públicos que eran percibidos como espacios insalubres e inseguros. Luego de muchos intentos fallidos, la Municipalidad de Guatemala se embarcó en el desarrollo de un plan de renovación urbana en áreas estratégicas de inversión conocido como el Corredor Aurora Cañas. Dentro de los proyectos detonadores de ese plan marco, vale la pena mencionar la iniciativa de rescate del “Paseo de la Sexta” que alrededor del año 2009 llevó a una compleja negociación que resultó en la reubicación pacífica de más de 600 vendedores de calle hacia el mercado denominado “El Amate”. 

Recuerdo que fue alrededor del mes de junio del 2008 cuando mi colega Silvia García Vettorazzi me invito colaborar con un estudio que se realizó como parte de la asistencia técnica del BID. El estudio que realizamos consistió en realizar un levantamiento de indicadores georreferenciados y un análisis de las características de las actividades comerciales formales e informales que ocurrían en el corredor.  Más de 700 vendedores informales y cerca de 300 locales comerciales fueron encuestados como parte de este estudio. Los resultados arrojaron una serie de indicios que evidenciaban los beneficios sociales, económicos y ambientales de implementar una estrategia de reubicación de los vendedores de calle en un recinto formal que construyera sobre las lecciones aprendidas de iniciativas previas y de buenas prácticas internacionales.  

La reubicación de los vendedores ambulantes en la 6ta avenida puede caracterizarse como una potente intervención en el tejido urbano de la zona 1 de la Ciudad de Guatemala.

El acto de “ordenar” a los vendedores y recuperar el espacio público ha tenido un gran impacto en la actividad comercial, minorista y en el uso de los espacios públicos en el Centro Histórico. Pero no podemos dejar de lado que la reubicación de vendedores informales no fue la única intervención urbana en el Centro Histórico de la cuidad. Al contrario, este proyecto debe verse como un buen ejemplo que sinergias entre iniciativas urbanas que forman parte de una gran estrategia de “recuperación del centro” de la Ciudad de Guatemala. Desde los años 90’s se instituyó la Oficina del Centro Histórico y posteriormente se creó una agencia especial dentro de la municipalidad denominada “Urbanística” que pretendía dar más autonomía a intervenciones de diseño urbano de alta calidad. Por su parte la Oficina del Centro Histórico fue creada para atender directamente la recuperación de edificios históricos.

Por tratarse de un punto de afluencia y movimiento de personas y mercancías, también se involucró de forma directa a la Dirección de Movilidad Urbana además de la Dirección de Mercados. De esta manera, la recuperación de la 6ta avenida como punto de encuentro de la ciudadania se convirtió en una experiencia singular en el que confluyeron esfuerzos de múltiples entidades municipales. A juzgar por los resultados observados es de mi parecer que la creación de oficinas de propósito especial han sido una forma exitosa de abordar las preocupaciones urbanas de la Ciudad de Guatemala en el siglo XXI.  Lo que se observa hoy en la sexta avenida es una mayor inversión sobre la misma y sus alrededores. Se ha incrementado la actividad minorista y comercial, así como las instalaciones de entretenimiento y el tipo de actividad se orienta hacia clientes de mayor poder adquisitivo. Un proceso de gentrificación comercial parece evidente y creemos que las cifras corroborarán esta percepción inicial. En cuanto a los locatarios de El Amate, vale la pena mencionar que la seguridad de los vendedores, sus empleados y familias ha mejorado drásticamente, así como los servicios básicos. Ahora los vendedores están mejor protegidos, hay puertas en la propiedad y vigilancia; El Amate cuenta con servicios sanitarios que hacen el medio ambiente más seguro y saludable.  

Allí se encuentra una popular cadena de restaurantes que atrae una gran demanda en el mercado. Estos son solo ejemplos de las muchas más facultades disponibles para proveedores y compradores en esta nueva ubicación. Pero quizás los más relevantes son la guardería disponible para proveedores y empleados y las áreas de almacenamiento. El acuerdo original entre los vendedores ambulantes y la municipalidad, incluyó estas mejoras y aún está funcionando. No obstante, es necesario reconocer que aún queda trabajo por hacer y existen desafíos pendientes entre los que me permito resaltar los siguientes:

En síntesis, podemos decir que el proyecto de revitalización urbana de Sexta Avenida es una historia de éxito que ha beneficiado significativamente a los ciudadanos. La reubicación de los vendedores ambulantes resultó ser un “catalizador” de múltiples intervenciones urbanas. Para finalizar quiero subrayar la importancia de la inversión municipal en talento humano al servicio de la institución y en estudios y planes urbanos. Aunque existió una asistencia técnica internacional en su momento, este proyecto fue posible gracias al liderazgo y dedicación de un equipo de jóvenes arquitectos urbanistas guatemaltecos y profesionales de otras disciplinas afines altamente capacitados y comprometidos con la mejora de la ciudad.

Este artículo tuvo como referencia los resultados del estudio de evaluación de los impactos del Proyecto de la Sexta y El Amate, que fue realizado con el apoyo del Urban Land Institute of Land Policy, bajo la dirección de la Doctora Cecilia Giusti de la Escuela de Urbanismo de Universidad de Texas A&M , en el que participé junto a la Doctora Paula Pérez y la Arquitecta Mabel Hernández que lideró el estudio de campo realizado por los estudiantes de la Facultad de arquitectura de la USAC en 2018.